AMA tu ritmo

No exageres

Desde tiempos inmemoriales, las mujeres y disidencias han sido llamadas “locas” para desacreditar sus intervenciones públicas y sus angustias. En el sistema de salud moderno y contemporáneo, también existe una larga tradición de desestimar el dolor. Des-estimar y des-acreditar son palabras formales que significan: no te creo, no es cierto, qué exagerada, qué mentira.

Un estudio publicado en 2001 en el Journal of Law, Medicine & Ethics mostró que los médicos con frecuencia creen erróneamente que las mujeres y personas con biología femenina tienen “una capacidad natural para soportar el dolor” y poseen más mecanismos para sobrellevarlo, gracias a las tensiones del parto.

El estudio de 2001 también demostró que su dolor tiene más probabilidades de ser percibido como “emocional” o “psicogénico” en lugar de considerarse que está provocado por factores biológicos. “Las mujeres son remitidas al psicólogo o al psiquiatra con más regularidad, mientras que a los hombres se les indican exámenes de diagnóstico para descartar problemas reales en órganos de su cuerpo”, señala Christin Veasley, cofundadora y directora de la Alianza para la Investigación del Dolor Crónico.

Mientras activamos por una transformación social que también incluya actualizaciones en los profesionales de salud, y su perspectiva de género… Es importante cuidarnos individualmente y en comunidad. Una forma de ello es observar, registrar e interpretar los signos de tu fertilidad, de tu menstruación, de tu salud general y bienestar o malestar cotidiano. Tener datos regulares sobre lo que nos sucede. (Por eso creamos y sostenemos una aplicación como LUNAR)

Esta alfabetización corporal nos permite resistir el “control institucional de nuestros cuerpos”. ¿Qué es esto del control institucional? Por ejemplo:

  • Tomar cualquier medicación de moda, sin saber sus efectos, sin comprobar con estudios cómo impacta en nuestra fisiología personal.
  • Vivir los chequeos médicos con violencia, con temor, sin conocer las opciones y derechos que tenemos.
  • Permitir que descarten nuestras sensaciones sin obtener los chequeos fundamentales que pueden mejorar o hasta salvar nuestras vidas. 

La próxima vez que pienses en tu salud o tengas un encuentro con la medicina, esperamos que tengas una mejor experiencia, más informada, más consentida.

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